salir de casa no quiero seguir el paso perforado del alto tránsito no quiero vivo en el hastío de la madriguera hiel mi pies hiel mis manos he redoblado el canto de la noche yo canto la lluvia canta las voces silenciosas se multiplican ya no estoy sola están aquí mis entornos duplicados y mis ancestros juego al cadáver exquisito con mis amigos imaginarios no hay a donde ir los amigos recuperados son hojas de dos filos los enemigos ganados son alfileres en el mapa de las ideologías el amor de familia no me enternece el poder cuando no es poder hacer no me convence ya he perdido todas las guerras de antemano si suena mi celular lo apagaré
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Llegué tarde por la mañana a un país donde siempre es temprano y gris. Las nubes eternas eran el cielo y los techos las montañas. Era año nuevo. Quien vive en el frío sabe que solo el movimiento tiene al cuerpo para calentarse y saber moverlo es la maravilla. Como base teníamos eso, el cuerpo y ron. Bailamos en un cuarto duplicado, vacío y extenuante, de una sola y larga ventana. Ahí es cuando vi las montañas en los techos, eran de una tierra suelta como gravilla y vapor, algunas parecían volcanes. Aunque todos las veían nadie me tomaba en serio, se creían borrachos o drogados. Ella, que antes me miraba desde el rabillo de su ojo como un óculo investigándome, dijo: -There is no montain in Bruxelles. La miré mejor. Nos acercamos a conversar en un idioma que no era ni el mío ni el de ella y nos entendimos. No nos besamos pero como vomité en su cara pensé, ya no querrá besarme. Al otro día me mandó un mail, me dijo de encontrarnos en el centro. A mi salir de casa siempre me incomoda, aunq...