abandonar el jardín
dejar la impávida siesta de flores y de pajas
y salir a la ciudad enorme a garantizarme la circulación
con el único propósito de subvertir las ecuaciones
o al menos imbatible
resistir
sabiendo de antemano que toda guerra está perdida
y señalar como una novedad aquello que se corre
con vida propia
alerta
de las fauces de la historia

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