Ahora que el helecho despunta con fuerza
y cada cosa encontró su lugar provisorio
que la luz hizo tres ciclos perfectos
y el compost llega a su esplendor de entregas y devoluciones
que la música rellena todos los rincones
las paredes blancas espejan todos los claroscuros
y mi cuerpo brilla danzante desplazándose en su clima de paz
ahora que mi madurez eligió no cuidar mas nada
que mi paciencia desmoronada
y los libros suplican su espera y sus goces
yo los miro porque ingenua creo que siempre tendremos un momento
ahora que no hay tiempo para hacer lo que nunca
lo que haría si tuviera tiempo
ahora que la temperatura del horno es la adecuada
y que ya entendí como cerrar puertas en los inviernos
y abrir ventanas estivales
ahora
ahora
seguramente ahora que mi cuerpo aprende las partidas
desarmada en los rincones de tanta acumulación innecesaria
deseando ser esa pluma ligera
ese intransigente desborde
silenciosa de la boca para adentro
hedonista de la boca para afuera
el candado en la puerta que me lleva
a trepar la terraza a la que casi nunca fui
esa que nunca llegué a expropiar
porque su brillo me deslumbraba
se acaba el tiempo
otra vez las despedidas
qué papeles si
qué papeles no
que queda, que circula, que se despide para siempre
ningún arrepentimiento aprendí con el pasar de las cosas
ser de esos seres perezosos
que esperan para otra vida las resoluciones imposibles
pero ahora
acá bebimos
acá fumamos
acá nos estresamos
y dormimos hasta que el sol nos levantó de la cama
con su haz filoso en la pupila
acá donde abandoné de nuevo la torpe idea de los logros
donde desvestí capa por capa mi placar sobre mi
luego sobre la cama
devuelta al placar
en un círculo desordenado y armónico
acá donde desayuné el hábito que ahora abandono
acá
ahora
adiós
te quise mucho
como quiero a las cosas que me cobijan
entiendo tu ánimo y desánimo
tus negociaciones con la intemperie
afuera adentro
adiós
te pensaré mañana como un momento
acá te dejo parte de mi, de nosotras
y el vacío entero para ser habitado
y la plaza de enfrente con su marea de autos y de árboles
la pileta pública a la que nunca fui
los señores que duermen y cocinan bajo la autopista
las verduras caras, las baratas
y todo lo que conozco y recorrí y desconozco
con toda la furia de la pertenencia
ahora adiós

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